I’m Proud To Be A
Redneck –Barefoot Jerry |
Los americanos tienen el derecho y el beneficio de estar armados, a diferencia de los ciudadanos de otros países cuyos gobiernos tienen miedo a confiar armas a su pueblo […] Una milicia bien regulada, compuesta por el pueblo, adiestrada en el uso de las armas, es la mejor y más natural defensa a la que puede aspirar un país libre.
James Madison
Manifiesto
Redneck está de rabiosísima actualidad a pesar de haber sido escrito hace
veinte años y cualquiera podría pensar que Jim Goad lo tecleó antes de ayer con
un tableteo frenético y encabronado en su casa prefabricada del parque de
caravanas. Como si de un Hunter S. Thompson iracundo se tratara, Goad hace un
alegato en favor de los rednecks, los
hillbillies, la llamada basura blanca que es
motivo de burla continua en los medios de difusión.
El contenido de este libro no te lo enseñarán en el colegio
los programadores del Estado porque pertenecen al Sistema y al Sistema le
interesa tenerte gilipollas como hasta ahora. Esto sólo te lo podrá enseñar
alguien que ha sudado la gota gorda a pleno sol en el campo o en una nave a
cincuenta grados. La basura blanca pobre que te mantiene cultivando y criando lo
que comes, llevándotelo al supermercado y gestionando tus apestosos residuos.
387 páginas de lacerante, mordaz y
ácido baño de realidad en una edición muy cuidada a cargo de la casi
desconocida Dirty Works, a quien debemos estar agradecidos por dar voz a Jim
Goad en nuestro país –también a Mark Richard y Oscar Z. Acosta.
El
odio no es que sea necesario, es que es una cualidad humana. Por tanto, hablar
de delitos de odio y condenar a alguien por semejante abstracción sólo puede
ocurrir en un régimen totalitario, ya sea del Estado Profundo norteamericano o del
Narco Régimen español del 78.
Cuanto
más se intenta luchar contra algo, ya se trate de racismo, machismo, odio o elefantes
rosas, más crecerá. Lo cantaba ridículamente Paul Anka: a los monstruos no
mirar. Cuanta menos atención se le preste a algo, antes desaparecerá por sí
solo. Pero cuando tienes dos facciones parásitas del dinero público, digamos
que se necesitan mutuamente para sobrevivir dividiendo a los infelices
consumidores de televisión y adictos a las redes sociales de nula autoestima
que intentan compensar con fotos ombliguistas de sonrisa de plexiglás para conseguir
un baboso Me Gusta.
El
redneck no necesita redes sociales porque no es un llorón victimista. Y además
no tiene tiempo porque debe ingeniárselas para sobrevivir. El progre es un
hipócrita que te traicionará y apuñalará por la espalda cuando cambien los vientos. El redneck va de cara
y actuará con sus puños en la tuya de pringado pusilánime.
Lo que empezaba a ocurrir en Estados
Unidos hace veinte años, está ocurriendo hoy mismo en España. Millones de
puestos de trabajo desaparecidos, empleos fijos que no te aseguran llegar a fin
de mes, aumento de la precariedad, temporalidad y la media jornada. Goad pone
las cosas en negro sobre blanco: no se trata de razas sino de clases. Y le da
por repartir hostias, dentro de su misantropía, a todas esas minorías
supuestamente oprimidas.
Hostias como panes en la trompa de
feminazis infollables, gordas aberrantes y feas como su puta madre que no
tocaría nadie sensato ni con un puntero láser atado a una pértiga manejada por
un dron.
Hostias como panes en la trompa de
activistas en redes sociales, señoritos hijos de empresarios palilleros con la
vida resuelta tirando de la tarjeta de papá que lo único que saben sobre el trabajo
lo han visto en películas de Hollywood en las que todo el mundo es millonario.
Hostias como panes en la trompa de
ONGetas que hacen el trabajo sucio facilitando la invasión de unos supuestos
refugiados, desconociendo –o no– que están apoyando el tráfico de seres humanos
auspiciado por las élites como lo han hecho a lo largo de la historia.
Hostias como panes en la trompa a todos
aquellos que renuncian a sus raíces de basura blanca para ascender de clase y
que abandonan su entorno fugándose a la capital para codearse con la progresía
que en secreto los desprecia. Sí, sí, Madrid y Barcelona, podréis ser muy guays
pero la plaga de chinches que os está asolando ya no os la quita nadie… excepto
un currante perteneciente a ese "colectivo" que despreciáis con desdén del Varón Blanco Heterosexual.
La basura blanca norteamericana del Sur
ha sido el chivo expiatorio de todos los males del país.
Los progres gilipollas, valga la
redundancia, se sorprenden de la victoria arrasadora de Trump entre la población negra de
Alabama porque son lo suficientemente deshonestos como para admitir que Estados
Unidos es lo que ocurre entre Los Ángeles y Nueva York. El péndulo vuelve a
toda hostia reventando cráneos. Y
los progres gilipollas, valga la redundancia, soltarán aquello de que no puede
haber nada peor que un obrero de derechas… bueno, tal vez un parado de
izquierdas.
Pero
no se trata del infantil binomio izquierda/derecha sino de arriba y abajo. Ellos están arriba, tú estás abajo
con el cuello bajo su bota. La ideología que las masas adoptan como un pack es tan
estúpida como las masas lo son. La Verdad no es ideológica, los débiles
mentales sí.
Dicen que ninguna biblioteca está
completa sin un ejemplar de El Profeta de Gibrán. CHORRADAS. Ninguna biblioteca
está completa sin un ejemplar de Manifiesto Redneck.
Y como Dirty Works no me paga por
hacerle reseñas y no tengo, por tanto, la obligación de comerles la polla y
este libro lo he pagado de mi bolsillo a 22,50, no todo van a ser parabienes
con el autor.
Goad se cuela en la página 251
refiriéndose a Charles Manson como un prolífico
asesino (el único artículo que trata el Mito de Manson lo publicamos nosotros). Precisamente Manson era un hillbilly, un rústico que no terminaba de
encajar en la sociedad urbanita e hipócrita que Goad denuncia. Pero se le
perdona porque al fin y al cabo no deja de ser un juntaletras que pone de
periodista objetivo al infame Gerlado Rivera. Yo te perdono, Jim, porque no
sabes lo que haces. En el nombre de Elvis, del Bigfoot y de los Helicópteros Negros.
Y lo dejo aquí porque ODIO escribir putas
reseñas. Pero antes tengo que avisar de algo muy importante. Manifiesto Redneck
no es apto para retrasados mentales. Y si te sientes ofendido puedes comerme el
nabo a dos manos y hacer gárgaras con la lefa.
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