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Private Eye






Parece que en esta revista sentimos un tipo de extraña y malsana adicción por el trabajo de Brian K. Vaughan, ya que nos empeñamos en reseñar todo aquello que sale por estas tierras baldías, y podemos obtener a través de nuestros medios un tanto pedigüeños. Y no es que Vaughan sea un autor olímpico, pero si uno relevante; un autor que intenta ofrecernos, utilizando elementos tradicionales, una mirada nueva en el medio. Sólo tenemos que fijarnos en Saga, un Romeo y Julieta en el espacio, o en Y, el Último Hombre, o sin irnos muy lejos en la recientemente reseñada aquí We Stand On Guard... todas tienen algo en común, además de tratarse de distopías, son obras que nos son presentadas de una forma cotidiana dentro de un marco maximizado, universal, que engloba a un planeta o a un conjunto de planetas, y sus habitantes. Y en este caso, Private Eye, no es un trabajo disonante dentro de su obra, aparecen los mismos elementos, desarrollados con oficio, y provistos de una gracilidad deslumbrante, dándonos la sensación de inmediatez, muy en consonancia con la época que vivimos. A ello ayuda mucho el inconfundible trazo ligero, y enjuto de Marcos Martín. 

THE PRIVATE EYE se desarrolla en un futuro inexorable en el que, tras reventar la nube, los datos de todo el mundo han quedado expuestos y la gente acaba protegiendo su intimidad tras una identidad secreta.

Ambos crearon panelsyndicate.com, plataforma digital en dónde se subió la obra, y que ha servido para que unos cuantos artistas, en su mayoría españoles como el ex jueves Monteys, den a conocer su obra al mercado americano. Ganadora del Eisner al mejor cómic digital, Private Eye nos sumerge en un mundo no muy lejano, en dónde la nube se va al carajo, dando lugar al vertido masivo de información, y la subsiguiente desaparición de internet. La gente oculta su identidad por medio de disfraces, y un detective con reminiscencias a lo Bogart, salvo por unas pequeñas diferencias como son, su incierta orientación sexual, el ser mestizo, o fumar marihuana procesada, y el estar embutido en una sueñadera, nos hará de Virgilio en esta divina comedia.  

Iremos adentrándonos con paso dubitativo con el protagonista en el mundo creado por Vaughan y Martín, intentando descifrar los códigos de esta nueva sociedad estrambótica que nos presentan los autores. Llegando a la conclusión de que estamos de mierda hasta el cuello. 

El cómic desprende elegancia, calidez, agresividad, y violencia a espuertas. Narrado con fluidez, a través de diálogos secos y directos, y desprovisto de cuadros de texto, algo que desentona con el estilo noir de la obra, pero que por otro lado acerca más al espectador a la actualidad. Publicado originalmente en la red, otra paradoja, pudiendo descargártelo por medio de la voluntad, y editado por Gigamesh en un acertado a la par que incómodo formato  de tira de prensa, Private Eye nos envuelve en un torrente de violencia descontrolada dentro de un marco irónico y repleto de cinismo. Nos atrapa con su historia de lo más corriente, y no nos suelta hasta su raquítico final. Aún así, y después de la odisea, nos sentiremos saciados. 

Una obra curiosa a la que echar un vistazo. 

Así que sin más amantes de los cómics, si os gustan los cómics fluidos, este es vuestro cómic. 

Private Eye
Autores: Brian K. Vaughan, y Marcos Martín
Editorial: Gigamesh
Cartoné
Páginas: 304
Precio: 32 €

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