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JOH DOE´S WEIRD STORIES / LA ISLA IGNOTA 2

 LA ISLA IGNOTA 2, por Antonio J. López


¿Por qué nuestros protagonistas están huyendo de unos dinosaurios en mitad de una jungla?


Para responder a dicha pregunta debemos viajar a las oficinas de la Weird World Magazine hace dos semanas; por si alguien no sabe en que fecha vive, nos estamos refiriendo al 5 de mayo de 1925, martes. John Doe había recibido una llamada urgente de su amiga Lois O´Neil, una inquieta reportera que se había interesado por él desde su sorprendente aparición en público. Aunque hacía una tarde preciosa, el aventurero tuvo que ir en su Harley-Davidson hasta las oficinas de la revista, situadas en un edificio de Park Row, pues a pie se encontraban a más de una hora de su lujosa morada en la última planta del Flatiron. Todos en el edificio conocían al amnésico aventurero y filántropo, John Doe. Antes de llegar a la mesa de Lois vio que la muchacha estaba charlando animadamente con un tipo apuesto y bien vestido.


- ¡Oh John! - le recibió la joven reportera – gracias por acudir tan rápido a mi llamada. Te presento al señor Jean Dupont.


- Un placer conocerle señor Doe – el francés estrechó la mano a John - He leído sus aventuras.


- Igualmente señor Dupont – gracias a su memoria fotográfica, John recordó el nombre, el tal Jean era un bon vivant, hijo de un famoso armador de Marsella - no sé crea todo lo que lea, Lois tiende a exagerar. 


- Le estaba contando a la joven que hace unos días, mientras estaba intentando llegar en mi velero a la Isla de Pascua, me sorprendió una terrible tormenta que desvió mi rumbo. Cuando mi tripulación y yo nos dimos cuenta, estábamos a punto de chocar contra una costa rocosa, en un lugar en el que a priori no debería existir nada más que mar. Bordeamos gran parte de una isla desconocida para nosotros, pero estábamos más preocupados en no encallar o golpear la embarcación – Jean realizó una pausa y nos miró sonriente mientras sacaba un pitillo alargado con boquilla – era de noche y llovía a cántaros, sin embargo, les juro que cerca de la costa vi la silueta de un enorme animal gracias a la luz momentánea de un relámpago. Mis hombres decían que podía ser una de esas tortugas gigantes como las de las Islas Galápagos, pero esa cosa no parecía una tortuga, y además debía medir varios metros de altura, bueno pies – encendió el cigarrillo para suavizar la garganta – Anotamos las coordenadas y nos alejamos intentando no acabar en el fondo del océano. Resumiendo, estoy formando un equipo para volver a la isla misteriosa y explorarla, y me gustaría invitarlos a ambos.


- Será un honor acompañarle señor Dupont – respondió John – en estos últimos dos años he visto todo tipo de cosas extrañas, pero nada semejante a lo que usted nos ha contado. ¿ Qué le parece si le invito a cenar en la Taverne Louis y charlamos sobre la expedición?


- Lo siento monsieur, pero esta noche gozaré de la compañía de la señorita O´Neil en la cena – dijo respondió sonriendo a la pelirroja reportera – y sin ánimo de ofenderle señor Doe, no suelo frecuentar locales con clientela y músicos como los del Taverne Louis. Mañana al mediodía nos reuniremos todos en la suite de mi hotel para tratar los pormenores de nuestro viaje.


Al principio John Doe no captó el comentario sobre la clientela de uno de sus restaurantes favoritos, que además se encontraba en el mismo Flatiron. Tras unos segundos cayó en que debía referirse a los músicos negros y a los clientes homosexuales que Louis aceptaba sin problemas. El francés le caía cada vez peor, aunque parte del enfado se debía a los celos, ¿ Y si Lois se enamoraba del gabacho? Nunca le había dicho lo que sentía por ella y tras esta excursión tropical podría perderla para siempre. Todo eso se agolpaba en su mente en el momento de despedirse.


- Estupendo señor Dupont, nos vemos mañana entonces, que lo pasen bien esta noche – se despidió intentando no parecer airado.


El viento revolvía el pelo azabache de John Doe mientras esquivaba el tráfico habitual del centro de Manhattan y cavilaba sobre todo ese asunto. ¿ Una isla que no aparece en los mapas? Algo extraño en pleno siglo XX ¿ Y ese supuesto animal gigante? La verdad es que el tipo le parecía un maldito clasista pretencioso, pero estaba deseando partir en pos de la aventura. ¿ Había navegado alguna vez por el Océano Pacífico? No lo sabía, pero en breve esperaba embarcar.


EL PRÓXIMO JUEVES CONTINÚA NUESTRA AVENTURA


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