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JOHN DOE´S WEIRD STORIES / LA ISLA IGNOTA 3

 LA ISLA IGNOTA 3, por Antonio J. López


Como cada mañana John Doe hizo sus ejercicios y estiramientos habituales. Su poderoso y sudoroso cuerpo brillaba con los primeros rayos de sol, miró por la borda para ver como mar y cielo parecían fundirse en un azul infinito. Tras un par de días de preparativos partieron desde Nueva York hacia la isla misteriosa. Llevaban más de una semana navegando en el lujoso velero de Dupont, el Coquin, y se encontraban en algún punto del oceáno Pacífico. El grupo expedicionario estaba conformado por Jean Dupont, sus dos tripulantes, Étienne y Renaud, que no hablaban ni papa de inglés; el profesor Joshep Owen biólogo experto en zoología; Kristoff, nadie sabía si era nombre o apellido, un aristócrata ruso exiliado conocido por ser uno de los mejores cazadores del mundo; Lois O´Neil y John Doe.


- Buenos días – saludó Kristoff con un marcado acento ruso– ¿ Le está ayudando la brisa marina a recordar algo de su pasado?


- Buenas Kristoff, no, por ahora ni siquiera sé si alguna vez he viajado en una embarcación como esta, pero al menos no me mareo.


- Observé que el único arma que trajo es una pequeña pistola en su funda, si necesita un arma de verdad dígamelo, traje mis mejores rifles y escopetas – sonrío mostrando varios dientes de oro bajo su poblado mostacho.


- No gracias, con mi arma habitual será suficiente, de hecho espero no tener que usarla.


A la hora de la cena.


- ...tiburón de galápagos, tiburón martillo, sedoso, punta negra, punta blanca, tiburón tigre y tiburón ballena – el profesor les enumeraba todos los depredadores de la zona – les recomiendo que no se bañen en estas aguas.


El cazador asentía y decía algo, mientras que Doe miraba con pesar a Jean y Lois que estaban al otro lado de la mesa, muy juntitos, riendo como estúpidos.


Tras un par más de aburridos días en alta mar.


- ¡ Monsieurs y mademoiselle ! – gritó una mañana Dupont con su acento galo – ¡ Hemos encontrado la isla misteriosa!


Todos observaban desde el velero la costa rocosa, la jungla y la elevación montañosa que despuntaba sobre la marea verde. Mientras rodeaban la isla, con sumo cuidado para no encallar, Owen iba tomando notas en un pequeño cuaderno y Kristoff oteaba su destino con unos binoculares.


¡ Que emocionante John ! – exclamó Lois cogiendo a Doe del brazo – gracias por venir, me siento más segura contigo a mi lado – se apoyó en su hombro y John no sabía como reaccionar.


- Iré preparando el equipo – soltó Kristoff – comienza la caza.


Tras unos minutos de circunnavegación la tripulación del Coquin encontró una pequeña playa de arena oscura.


- Nos encontramos en una isla volcánica – explicó el profesor – por sus dimensiones y vegetación aparentes, se debió formar hace siglos. Así que un vulcanismo reciente no puede explicar como esta isla ha pasado desapercibida hasta ahora – señaló a un punto – aquella elevación debe ser el cono del volcán, que por la zona en la que nos encontramos apostaría a que está aún activo.


- Quizás los antiguos marineros si la conocían pero no dejaron registro de ella – propuso Lois – espero que al volcán no le de por entrar en erupción.


- Tendremos que acercanos con la lancha, no podemos acercarnos más sin que peligre el Coquin – dijo Dupont que andaba ajetreado por la embarcación.


- Un volcán, animales enormes, la aventura nos llama compañeros – dijo John sonriente- Lois coge tu cámara de fotos, es hora de hacer historia – soltó heroico Doe mirando hacia la costa.


Tras un peligroso desembarco en lancha, llegaron por fin a la pequeña playa de arena oscura, la isla incógnita les daba la bienvenida, al tiempo que unos oscuros nubarrones se cernían sobre ellos. Los tripulantes galos permanecieron en el Coquin, el resto habían bajado para explorar a consciencia la isla, portaban pertrechos y todo lo necesario para sobrevivir un par de días en ese entorno selvático. Tras deambular un rato por la zona el profesor Owen dio su opinión.


- Sin duda nos encontramos en una isla de origen volcánico de características similares a otras islas del Pacífico – mientras agarraba una pequeña lagartija con un palo y la mostraba al grupo– en cuanto a la fauna, no presenta anomalías significativas.


- Les juro que yo vi algo de un tamaño monstruoso en mitad de la tormenta – respondió Dupont indignado.


- ¡ Vengan aquí, rápido! - gritó Kristoff desde una elevación del terreno a unos cuantos metros hacia el interior de ínsula.


Todo el grupo ascendió, Doe ayudó a Owen. Vieron una enorme extensión de hierba alta y lo lejos unos enormes árboles.


- ¡Por el fantasma del Gran César! - John señaló al horizonte - Profesor ¿Eso que se ve a lo lejos es un dinosaurio?


- Ven, les dije que en esta isla había monstruosos – señaló riendo Jean.


- Parece un braquiosaurio, pero es imposible, esas enormes bestias jurásicas se extinguieron hace millones de años.


- Está será la noticia del año, debemos acercarnos para poder fotografiarlos – la impulsiva Lois ya estaba descendiendo el promontorio.


- Espere señorita, no sabemos que se puede esconder por la hierba – Kristoff avanzó rifle en ristre – ¡ Espere O´Neil!


Todos siguieron a la intrépida reportera.




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