Con ese nombre es como se conocía a un grupo de aventureros y piratas ingleses en el época de Isabel I de Inglaterra. Con la salvaguarda que otorgaba el ser corsarios, y trabajar por lo tanto para el Reino Británico, saquearon, mataron, e hicieron un sinfín de fechorías, sobre todo a barcos españoles. Tras la paz acordada con España, y la retirada de la patente de Corso, muchos de estos continuaron con la piratería, sembrando la piratería anglo-turca, y comenzando así la edad de oro de la piratería. Entre sus ilustres miembros se encontraban personalidades como: John Hawkins, Francis Drake, Walter Raleigh, y Martin. Joe Hill se basó en esto para dar forma a su cómic, que ambientado siglo y medio después, nos embarca en una historieta de terror a bordo de un barco inglés, en medio de la sangrienta guerra de Secesión Americana, con las ilustraciones de Dan McDaid, y bajo el sello Hill House Comics.
"La Revolución americana se ha truncado. Estamos en 1780 y la Armada Colonial es pasto de las llamas. La Gran Bretaña imperial ha congregado la flota más poderosa que el mundo haya conocido, encabezada por el HMS Havoc, un mamotreto con 74 cañones que ha derrotado a cuanta fragata enemiga se ha cruzado en su camino. El desconcertado Congreso Continental no puede aspirar a igualar el poderío marítimo de Inglaterra, así que, con el futuro de la incipiente república en peligro, el jefe de los espías estadounidenses, Benjamin Tallmadge, introduce en secreto una manada de hombres lobo sedientos de sangre en las fuerzas armadas británicas con el objetivo de masacrar el Havoc desde dentro. Estos perros patrióticos podrían cambiar las tornas contra la Marina Real, pero con esos poderes infernales, ¿obedecerán a algún amo? ¿Qué más puede hacer una nación desesperada, aparte de localizar… y soltar a los perros de la guerra?"
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