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Agoniza, Cornucopia




Agoniza, Cornucopia
por
Kingur Friedrich



Profilácticos usados, semen proverbial.
Viejos sueños de ermitaños enraizados.
El elixir de jóvenes impetuosos llenos de esperanza.
Perdidos bajo el umbral de la indigencia.

Transeúntes muriendo en las calles.
El reluciente oro cubriendo sus marchitas almas,
Cae,
Mostrándonos su rostro serpentil.

Mal primigenio.
Reptiles de civilizaciones arcaicas.
Cruzan dimensiones y tiempo.
Arraigan en tierra estéril y avariciosa.

Inserciones de jeringuillas portadoras de semillas estelares.
Óvulos de extensión futura.
Pasado, presente y futuro.
Colonización, civilización, filo-violencia.

Olor a azufre y cloroformo.
Urbe de inmanente maldad.
Apocalipsis sigiloso.
Huérfanos de reinos de oropel roído.

Entre pantallas de plasma.
Pululan esos zombis,
Como si de estrellas del rock se tratara,
Un macro-centro comercial repleto de luces y felicidad.

No podremos huir.
El escamado ojo nos guiará con mano fofa
Por un camino descendente,
Repleto de puntas de hierro afiladas.

Profetas iconoclastas profieren por viejos megáfonos sus doctrinas enmohecidas,
Subastando artículos de lencería, electrónica, moral y ética.
Emisarios del gran reptil.
No hay profetas, sólo estafadores de pupilas rasgadas.

Velo de libertad precocinada en laboratorios subterráneos.
Esclavos de insignificancia universal.
Los grises se desvanecen,
Dejándonos desnudos ante el frio espacio exterior.

Nuestro miedo se extiende como una plaga.
Extermina la tenue luz de nuestras vidas.
Dejando tras de sí un mar de lágrimas impotentes.
Frías e inconscientes.





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