Desde
el principio los comics de Image tenían un grave problema, los guiones, no
olvidemos que por aquel entonces todos nos corríamos con los dibujos de las dibujantes
estrellas que habían fundado la nueva editorial. Jim Lee fue el primero que se dio
cuenta de esto, y en seguida, pasó de su colega Brandon Choi y empezó a llamar
a guionistas profesionales para darle un empuje a su colección más querida, WildC.AT.S.
Tras el paso de Claremont y Robinson, decidió llamar a Alan Moore, que por
aquel entonces estaba inmerso en la escritura de From Hell, y lanzarle un buen
fajo de billetes a la trompa para ver si remontaba la cosa tras el crossover
Wildstorm Rising.
El guionista opta narrar
dos historias completamente diferentes de forma simultánea. Por un lado, una space
opera protagonizada por el equipo original (excepto Grifter). En el primer
número descubrimos que nuestros protas no murieron en la explosión de la nave
querubín, si no que llegaron al planeta Khera. Nada más llegar a este supuesto
edén, los dividen; Lord Emp y Zealot, los dos auténticos querubín del grupo,
vuelven con sus respectivos clanes, la Nobleza y la Coda. Spartan, se comporta
como el frío guardián robótico de Emp que era en los antiguos tiempos en Khera.
Warblade conoce al Gremio de Hacedores con los que comprenderá mejor el uso de sus
poderes, mientras que Maul se encontrará con los kheranos nativos de los cuales
desciende, los cuales se encuentran esclavizados por los querubín. A Voodoo, que
es medio demonita, la encierran en un gueto con el resto de su maldita especie.
Y Void, será la responsable de volver a unir al grupo, y destapar los trapos
sucios de esta distopía galáctica.
Por
otro lado tenemos una historia de antihéroes callejeros con Savant, hermana de
Zealot, y a Majestic, que dando por muertos al grupo original, deciden crear
unos nuevos Wild C.A.T.S. junto a Condition Red, un asesino implacable hermano
de Grifter; TAO – Organismo Tácticamente Aumentado, un tipo extraño que no
parece tener unos poderes definidos; y Ladytron, una cyborg punk inglesa con tendencias
psicóticas. Este singular grupo comienza una cruzada proactiva contra los
supervillanos; sin embargo, debido a sus métodos expeditivos y su conducta
salvaje conseguirán que los villanos disfrazados se vuelvan mucho más violentos,
provocando una guerra de bandas con supertipos.
A
partir del noveno capítulo del tomo, el grupo original vuelve a la Tierra y todos
los superhéroes se enfrascan en un ataque contra el tirano Kaizen Gamorra, esta
parte es un tanto confusa ya que formaba parte de un crossover. Pero tras este paréntesis,
toda la acción se centra en resolver la guerra contra los villanos y descubrir
quien era el causante de todo este lío.
Muchos
dicen que en estos números tenemos a un Alan Moore desganado o a medio gas, y
es cierto que es de sus trabajos más flojos; sin embargo un Moore a medio fuelle
le sigue siendo mejor que todos los guionistas que pululaban por Image en
aquella época. En este volumen tenemos una historia de superhéroes muy noventera,
con grandes dosis de flipadas, mala leche y violencia, y crea a personajes tan
carismáticos como la loca de Ladytron o el maquiavélico TAO, que más tarde usó
Brubaker para sus comics WildStorm.
WildC.A.T.S de Alan Moore
Autores: Alan Moore y una legión de dibujantes
Editorial: ECC
Cartoné
Páginas: 400
Precio: 35,50 €
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