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Los Nuevos Titanes, ¡No a las Drogas!

Caminando por el lado salvaje de la vida la editorial DC plasmaba la realidad de la pre-adolescencia estadounidense allá por los albores de los años 80, más concretamente en 1983. Empujados por el gobierno de los Estados Unidos de América y unas empresas galletiles, la editorial que estuviera ubicada en el edificio 666 de la quinta avenida, decidió que daría visibilidad al problema que asolaba a los jóvenes americanos con las drogas, y para ello que mejor que utilizar la cabecera más popular del momento, los Nuevos Titanes, y a su equipo creativo, Marv "el porreta" Wolfman, y George "imberbe" Pérez, aunque a medias, ya que éste último sólo estaría en el primer número, sería sustituido por Ross "cascado" Andru, y Adrián "desahuciado" González. Sea como fuere lo único importante en el cómic son las drogas, su influencia malsana, los yonkis precoces, y la devastación que dejan a su paso. 

"Deathstroke, Trigon, los Cinco Temibles, Hiperión, Black re, el Hermano Sangre... Los Nuevos Titanes han hecho frente a un sinfín de adversarios a lo largo de su carrera. Sin embargo, ahora se enfrentan a un peligro mucho más sutil que recorre las calles de Estados Unidos y también los patios de los colegios e institutos. Tras detener a un grupo de narcotra cantes, el grupo va a darse de bruces con los peligros de la drogadicción en compañía de su amigo Speedy y del Protector, su nuevo compañero."

Ya sé que esto está destinado a concienciar a los jóvenes de que las drogas son muy malas... sin embargo, y parafraseando a ese sabio español: " ¿la droga es mala?... te muerde, te pega, te araña, te salta y te coge de los huevecillos..." Nah... Mientras escucho a esos santos llamados Black Sabbath diré que hacía tiempo que no me asqueaba tanto un cómic, no por su objetivo, sino por cómo es llevado a cabo; una sarta de imbecilidades propias de alguien que no está al pie de la calle y no parece conocer el mundo que le rodea. Este cómic no es más que un vomitivo panfleto orquestado por amas de casas puritanas propias de una sociedad hipócrita y falsa, como la protestante. Wolfman nos endosa a golpe de martillo y con dinamismo un sin fin de mantras a través de los hechos acaecidos a unos críos de 8 a 13 años de aspecto reluciente y lustroso, aunque de interior putrefacto, que llevan catadas más drogas que Keith Richards a los 80. JODER, cómo coño se mantienen en pie, y peor aún, cómo consiguen asistir a ese coñazo de clases que todos recordamos. Como sea, no estoy defendiendo las drogas, pero me pone de muy mal cuerpo la ingenuidad con la que se trata el tema y la falta de consistencia. Más que alejar a los jóvenes de las drogas los acercarían a ellas, por que hay que tomarlas para aguantas este pedazo de mierda. 

Si DC ya lo hice en los setenta mejor y con más tino con el punching ball de Speedy. Al menos Robin no se vio inmiscuido en esta basura. En su lugar tenemos al Protector de Keebler, otro saltarín repelente. Un acontecimiento explicado con gracilidad en la introducción de Fran San Rafael. Decir que la resolución de las páginas no es muy buena, por momentos embarullada, no sé si se debe al entintado original o a la calidad del material original que recibió ECC a través de DC. Aunque eso es lo de menos de tan grotesco resultado.

Así que sin más amantes de los cómics, sólo para curiosos, y enfermos mentales. 

Los Nuevos Titanes, ¡No a las Drogas!

Autores: Marv Wolfman, George Pérez, Ross Andru y Adrián González

Editorial: DC/ECC

Cartoné

Páginas: 112

Precio: 16,50 €


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